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Entre llamada y llamada aparecen reclamos que son difíciles de creer. Las historias más insólitas.

¿Imagina un trabajo donde se atiende el teléfono todo el día para escuchar problemas, inconvenientes y accidentes? ¿Cree que es sólo algo de psicólogos o de los servicios de emergencia? Los cientos de empleados que se desempeñan en aseguradoras saben muy bien que, durante gran parte de su día, deberán asistir a decenas de personas con situaciones complejas: unas graves, otras más usuales y algunas definitivamente insólitas. Así pasó con estos casos donde los reclamos fueron tan pero tan extraños que pasaron a la historia.

Un ladrón le ganó una demanda de un millón de dólares a sus víctimas. Parece que robar tiene sus seguridades… Como el caso de este hombre que decidió ingresar a una propiedad privada cuando los dueños del hogar se encontraban de vacaciones. Tras buscar lo que quería, el ladrón intentó salir. Pero quedó atrapado. Así tuvo que sobrevivir comiendo el alimento del perro y los refrescos que encontró en esta casa.

La sorpresa de la pareja, víctima de la situación, fue mayor. No sólo porque encontraron a un ladrón atrapado en su casa sino porque este hombre les hizo una demanda por angustia mental que le ganó a la aseguradora de esta familia. ¿De locos? Un poco…

Reclamos a las aseguradoras alocados.
Reclamos a las aseguradoras alocados.

Un celular en el mundo oscuro de la vaca…. Había una vez un granjero de Devon, Reino Unido, que asistía a sus vacas en los partos. Una noche, uno de sus animales comenzó el trabajo de parto. Para poder ver este granjero usó la luz de su celular. Pero en un momento inespecífico, el móvil desapareció. ¿Dónde estaba? Aparentemente en el interior de la vaca.

Tras escuchar la insólita historia, la aseguradora decidió cubrir el gasto del iPhone.

Un baño para murciélagos, por favor. Una pareja de Ottawa vivió una situación espeluznante cuando descubrió que en su ático había una plaga de murciélagos. Y con ellos, 4 pies de excremento cubriendo todo el piso. Los expertos investigaron la escena y descubrieron que estos amigos voladores en realidad vivían allí desde hacía décadas.

Tan compleja e insalubre fue la situación que esta pareja se vio obligada a reconstruir la totalidad de la casa. Algo que tuvo que aceptar pagar su aseguradora.

No estoy muerto, sólo fingiendo. Un millonario australiano llamado Harry Gordon intentó fingir su muerte en el 2000 para cobrar nada menos que 3,5 millones del seguro. Sheila, su esposa y Josephine, su hija, lo ayudaron en este fraude. Al cobrar, Harry comenzó una nueva vida en Nueva Zelanda, pero el amor lo traicionó. En esta tierra conoció a su segunda esposa.

La situación terminó muy mal cuando su primera esposa y su hermano, Michael, lo encontraron de paseo en Tauranga. Harry fue apresado y obtuvo una sentencia de 15 meses de cárcel. 

Seguros insólitos.

Tres locos, tres. En una cocina de Delaware una sartén comenzó a arder. Nicholas Di Puma trató de extinguir el fuego usando un trapo de cocina, pero este también comenzó a arder. Acto seguido, tomó la sartén y la lanzó fuera de su vivienda, pero desafortunadamente terminó en el asiento trasero de su automóvil, provocando un incendio en el vehículo. Además, una segunda sartén se incendió y, al intentar deshacerse de ella, tropezó con una caja, lo que hizo que la sartén cayera sobre su sofá de cuero, que se prendió fuego al instante.

Tan poco creíble fue la situación que las autoridades comenzaron a investigarlo y descubrieron la mentira. Tuvo cinco años de libertad condicional y una multa de 38 mil dólares. Además de una casa y un auto quemados…

¡Cuidado con la dentadura! Un jubilado decidió que ya era momento de ir a un crucero. Ya, en el barco, comenzó a sentir mareos y terminó vomitando. Con tanta mala suerte que su dentadura se perdió en el mar.

Ante su seguro aclaró que perdió parte de su equipaje personal (la dentadura). Con tanta buena suerte que el seguro decidió cubrirlo. 

Reclamos a las aseguradoras alocados.

¿Y el seguro contra monos? Estos adorables animales también son expertos ladrones. Así es que cada tanto algún que otro turista en el sudeste asiático pide a su aseguradora compensación por robos por parte de simios. Los seguros de la zona cubren estas aventuras desventuradas, como la que vivió una pareja en Malasia que se quedó directamente sin nada de equipaje. 

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