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El informe 2025 del Instituto de Seguros para la Seguridad en las Carreteras afirma que los frenos aún son un gran problema. Tecnología de prevención: avances lentos pero prometedores

El Instituto de Seguros para la Seguridad en las Carreteras (IIHS, por sus siglas en inglés) publicó un extenso informe sobre las causas más comunes de siniestros protagonizados por camiones de gran porte en Estados Unidos.

El documento —actualizado en julio de 2025— revela que, pese a los avances tecnológicos, los defectos mecánicos, especialmente en los sistemas de freno, continúan siendo un factor determinante en miles de accidentes cada año.

Defectos mecánicos: una constante que multiplica el riesgo

Los primeros estudios del IIHS sobre este tema se remontan a finales de la década de 1980. En aquel entonces, un relevamiento realizado en el estado de Washington demostró que los camiones con fallas mecánicas eran el doble de propensos a sufrir accidentes que aquellos en condiciones adecuadas. El problema más frecuente eran los frenos defectuosos, presentes en el 56% de los vehículos involucrados en choques. Le seguían las fallas en el sistema de dirección, con un 21%.

Tres décadas después, una nueva investigación del Instituto en Carolina del Norte (2010-2012) confirmó que, aunque los problemas en la dirección habían disminuido considerablemente, los frenos seguían representando un riesgo crítico. En el 42% de los camiones involucrados en accidentes se detectaron fallas en este sistema, y aquellas lo suficientemente graves como para dejar fuera de servicio al vehículo triplicaban la probabilidad de choque. En general, tener cualquier tipo de defecto mecánico aumentaba el riesgo de accidente en un 200%.

Estos datos coinciden con un análisis nacional basado en el Large Truck Crash Causation Study, que examinó colisiones ocurridas entre 2001 y 2003. El 55% de los camiones inspeccionados tras el siniestro presentaba al menos una infracción mecánica, y casi el 30% registraba una falla tan severa que, según la ley, debió haberlos dejado fuera de circulación. Nuevamente, los sistemas de frenado (36%) y de iluminación (19%) encabezaron la lista de defectos más comunes.

Los frenos, el punto débil del transporte pesado

A diferencia de los automóviles, los camiones requieren distancias de frenado mucho más largas, y esa diferencia se acentúa en condiciones de lluvia o hielo. Cualquier deficiencia en el sistema —ya sea por mantenimiento deficiente o por un ajuste inadecuado— puede tener consecuencias fatales.

Desde fines de los años 90, los camiones nuevos deben incorporar frenos antibloqueo (ABS), ajustadores automáticos y indicadores de ajuste visibles, que reducen el riesgo de que el vehículo se pliegue o derrape durante una frenada de emergencia. El IIHS estima que los ABS reducen en un 65% la probabilidad de accidente en tractocamiones, al mejorar el control del conductor y evitar bloqueos de ruedas.

Tecnología de prevención: avances lentos pero prometedores

Aunque las tecnologías de seguridad avanzan rápidamente en los automóviles, su adopción en los vehículos pesados es más lenta. Desde 2019, todos los camiones nuevos deben contar con control electrónico de estabilidad (ESC), un sistema que evita vuelcos y pérdidas de control en curvas o rampas pronunciadas. Se calcula que esta tecnología podría prevenir o mitigar hasta 31.000 siniestros anuales en Estados Unidos, incluyendo el 20% de los accidentes con lesiones graves y el 11% de los fatales.

A estas innovaciones se suman los sistemas de advertencia de colisión frontal, frenado automático de emergencia (AEB) y alertas de salida de carril, que combinados podrían evitar o reducir el impacto en hasta 107.000 accidentes reportados por la policía cada año, según el IIHS.

Un estudio de 2021 del propio Instituto reveló que los camiones equipados con frenado automático y advertencia de colisión frontal redujeron los choques frontales por alcance en un 41% y 44%, respectivamente. Además, en los casos donde igualmente ocurrió un impacto, la velocidad promedio se redujo a la mitad, lo que disminuye la gravedad de las lesiones.

La eficacia de estas tecnologías ha llevado al Congreso de Estados Unidos a ordenar en 2021 la obligatoriedad del AEB en todos los camiones de más de 26.000 libras. En 2023, la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA) propuso extender esta exigencia a todos los vehículos de más de 10.000 libras, junto con la implementación universal del ESC.

El riesgo oculto del “underride”: cuando los autos se meten bajo el camión

Uno de los escenarios más mortales en carretera es el “underride”, cuando un vehículo pequeño queda parcialmente o completamente debajo del camión o su remolque. Un estudio del IIHS de 1997 determinó que la mitad de los choques fatales entre camiones y autos involucraron este tipo de colisión, y en más de la mitad de los casos el impacto fue frontal.

A partir de 1998 se estableció una norma federal que exige protectores traseros más resistentes (rear underride guards), aunque muchos camiones especiales quedaron exentos. En 2022, tras años de reclamos, se actualizó la regulación para alinearla con la norma canadiense, vigente desde 2007. Sin embargo, el IIHS advirtió que estas protecciones no siempre evitan el encastre en choques de impacto lateral o parcial.

En respuesta, el Instituto creó el reconocimiento TOUGHGUARD, que distingue a los fabricantes que superan los estándares federales. Actualmente, nueve compañías norteamericanas producen remolques con protección avanzada, capaces de resistir impactos centrados y descentrados a velocidades de hasta 56 km/h.

Aún así, en Estados Unidos no existen requisitos para guardas frontales o laterales, algo que sí exige la Unión Europea desde 2003. Según estimaciones del IIHS, la incorporación obligatoria de defensas laterales podría evitar entre 160 y 220 muertes al año de ocupantes de autos en choques con camiones.

Tecnología, regulación y mantenimiento, el triángulo de la prevención

El informe del IIHS deja en claro que la seguridad en el transporte de carga pesada depende tanto del avance tecnológico como del cumplimiento normativo y el mantenimiento continuo de las flotas. Las cifras muestran progresos —como la reducción de defectos en dirección o el impacto positivo del ESC—, pero también exponen una realidad persistente: los frenos mal ajustados, la falta de inspección y las normas incompletas siguen cobrando vidas en las rutas estadounidenses.

Mientras el país avanza hacia una regulación más estricta y una adopción más amplia de sistemas automáticos de frenado y control, el desafío sigue siendo el mismo que hace tres décadas: garantizar que cada camión que circula esté en condiciones óptimas, porque en un vehículo de 30 toneladas, una falla mínima puede tener consecuencias máximas.

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