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La victoria de Trump promete transformar de manera radical la política energética y medioambiental del país.

La victoria de Donald Trump como presidente de Estados Unidos fue anunciada esta mañana. Un resultado que promete transformar de manera radical la política energética y medioambiental del país, con implicaciones profundas para la producción de petróleo, la expansión de la energía eólica marina y las políticas sobre vehículos eléctricos. Su regreso a la Casa Blanca abre la puerta a una serie de reformas que podrían remodelar el sector energético del país, con un enfoque particularmente marcado en los combustibles fósiles y la desregulación ambiental.

Trump ha sido claro en sus promesas de campaña, destacando que su administración buscará revertir muchas de las políticas medioambientales implementadas por su predecesor, Joe Biden, que se centraron en la lucha contra el cambio climático y la transición hacia energías limpias.

Petróleo, gas y perforación: “liberación de la energía estadounidense”

El presidente electo promete una reactivación de la perforación en tierras públicas y una revisión de las restricciones impuestas a la extracción de combustibles fósiles, para llevar una expansión significativa de la producción de petróleo y gas. En particular, Trump tiene en la mira el levantamiento de las moratorias sobre la perforación en la Reserva Nacional de Petróleo de Alaska y la reactivación de la venta de concesiones de petróleo en alta mar.

Aunque Trump podría comenzar de inmediato, tardaría hasta dos años en finalizar los estudios medioambientales necesarios y cumplir otros requisitos de procedimiento. Aún así, las grandes empresas petroleras, como ConocoPhillips, Santos Ltd. y Repsol SA, serían algunas de las grandes beneficiadas por este giro en la política energética de Estados Unidos, según lo reporta Transport Topics.

En la imagen se muestra una refinería

Vehículos eléctricos: fin a los créditos fiscales y a las restricciones de emisión

Uno de los frentes más importantes para Trump será la política de vehículos eléctricos, que ha prometido revertir. En particular, se enfoca en las normativas de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) que limitan las emisiones de los tubos de escape de vehículos ligeros. Trump podría utilizar su autoridad ejecutiva para ordenar una revisión de estas regulaciones, debilitando los mandatos que exigen mayores ventas de autos eléctricos. Una movida similar podría plantearse para atacar el Clean Air Act de California.

Asimismo, Trump ha dejado claro que uno de sus objetivos será eliminar las exenciones fiscales a los vehículos eléctricos de flotas comerciales y modificar las políticas que afectan a los créditos fiscales para la fabricación de estos vehículos. Lo que podría frenar el crecimiento del mercado de vehículos eléctricos en EE.UU. e incluso eximir de restricciones a los vehículos eléctricos fabricados en el extranjero o con baterías no provenientes de EE.UU.

En la imagen se muestran vehículos eléctricos

Gas natural, energías limpias y centrales eléctricas

Trump ha prometido eliminar la moratoria sobre la exportación de gas natural licuado (GNL), lo que abriría nuevas oportunidades comerciales con países no asociados a acuerdos de libre comercio, beneficiando a empresas como Venture Global LNG y Energy Transfer.

Por otro lado, su victoria podría generar incertidumbre sobre los créditos fiscales para energías limpias establecidos por la Ley de Reducción de la Inflación (IRA), que podrían ser modificados para favorecer a los combustibles fósiles. Trump también se ha opuesto a la expansión de la energía eólica marina, especialmente en la costa este de EE.UU., y ha prometido tomar medidas contra nuevos proyectos de parques eólicos. En cuanto a las plantas de carbón y gas, busca revocar las regulaciones de la EPA que limitan sus emisiones, favoreciendo la construcción de más plantas de carbón.

Finalmente, ha mostrado su intención de disolver la Oficina de Programas de Préstamos del Departamento de Energía, que apoya proyectos de energías renovables, aunque algunos sectores podrían abogar por su reestructuración con un enfoque más favorable a los combustibles fósiles.

En la imagen se muestran energías limpias

Con la victoria de Trump, la política energética y medioambiental de Estados Unidos se encuentra en una encrucijada. A medida que se avanza hacia una mayor explotación de los combustibles fósiles y se retroceden los avances en energías limpias, las consecuencias para la industria energética, los consumidores y el medio ambiente serán profundas y de largo alcance. La oposición en el Capitolio y los desafíos legales podrían ralentizar algunos de estos cambios, pero la capacidad de Trump para tomar decisiones a través de órdenes ejecutivas podría acelerar la transformación del panorama energético de Estados Unidos.

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