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El Olympic y el Titanic estaban asegurados por un total de 1 millón de libras cada uno

Alguna vez te has preguntado, ¿quienes aseguraron el Titanic? Para adentrarnos a esta parte de la historia del famoso navío, retrocedemos en el tiempo hasta el año 1828, situándonos en el Reino Unido.

Comenzamos con la creación de Henry Willis & Company, una compañía independiente de seguros marítimos, establecida por Henry Williams. Al crecer en la industria, Williams desarrolló una colaboración con la firma estadounidense Johnson & Higgins. Esta asociación culminó en la creación de Willis, Faber & Co., que generaría una extensa clientela en el ámbito marítimo. Para 1912, la asociación poseía una extensa base de clientes en el ámbito marítimo, lo que la llevaría a ser la corredora en el caso desafortunado del Titanic.

El 9 de enero de 1912, en representación de la White Star Line, Willis, Faber & Co. aseguraron tanto al Titanic como a su buque gemelo, el Olympic. Este proceso se vio facilitado por la percepción general de que ambas embarcaciones eran “insumergibles.”

De acuerdo a los registros del mercado de seguros Lloyd’s, lograron la participación de la mayoría de las compañías de seguros marítimos en Londres, con diversos suscriptores que asumieron porciones del riesgo en rangos que iban desde 200 hasta 75,000 libras. A finales de enero, tanto el Olympic como el Titanic estaban completamente asegurados por un total de 1 millón de libras cada uno.

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Cobertura y pagos del Titanic

La cobertura para el Titanic y el Olympic comprendía un periodo de 12 meses para el casco y la maquinaria, con un valor de 1 millón de libras asignado a cada embarcación. Los aseguradores que firmaron se comprometían únicamente a compensar los daños que excedieran esa cantidad predeterminada. La prima, establecida en un 15% sin descuentos, resultaba notablemente baja, totalizando 7,500 libras por cada buque.

Durante su viaje inaugural el 14 de abril de 1912, el Titanic, de 46,000 toneladas, golpeó la punta sumergida de un iceberg a 350 millas de la costa de Terranova y se hundió en las heladas aguas del Atlántico Norte en sólo dos horas y 40 minutos. Tras la noticia, las tasas de reaseguro subieron bruscamente y alcanzaron el 60%. Este representó el mayor riesgo marítimo en la historia hasta ese momento, equivalente al 20% de la capacidad total de 5 millones de libras del mercado en ese periodo, con pérdidas totales en 1912 ascendiendo a 6,75 millones de libras.

Sin embargo, debido a la estructura única de distribución de riesgos, la indemnización de 1 millón de libras por el daño en el casco del buque siniestrado fue saldada en su totalidad en un plazo de 30 días. Aunque las sumas aseguradas para las pólizas de vida fueron considerables, la mayoría de ellas estaban respaldadas por aseguradoras estadounidenses. El legado dejado por el Titanic en el ámbito marítimo es profundo, sirviendo como recordatorio de que ningún barco es completamente invulnerable al hundimiento.

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